Cada vez es más común oír hablar sobre las emociones y sobre el papel tan importante que juegan en nuestra vida. Es clave aprender a gestionar las emociones si deseamos tener una vida armónica y feliz.
Las emociones son como pequeñas palomas mensajeras que nos hablan sobre cómo nos sentimos y sobre lo que necesitamos, además de cuidarnos y protegernos aunque no siempre lo consigan con éxito.
Antes de empezar vamos a hacer memoria sobre algunos aspectos clave a tener en cuenta:
· No hay emociones buenas ni malas. Las emociones pueden ser más o menos agradables y desagradables.
· Cada emoción cumple una función biológica dirigida a nuestra supervivencia. Las emociones no son nuestras enemigas sino nuestras aliadas.
Muchas veces pretendemos que las emociones desaparezcan, negándolas o reprimiéndolas, para no sentirlas. Pero las emociones no desaparecen al igual que tampoco duran para siempre. Las emociones vienen y se van para enseñarnos un mensaje sobre el que podemos aprender y reflexionar.
Según nuestro enfoque de trabajo solemos clasificar las emociones en dos tipos: las emociones básicas y las emociones profundas. Las emociones profundas serían el amor incondicional y el miedo existencial. Son las más primarias, aparecen en el momento en el que nacemos y constituyen la base sobre la que se apoyan las emociones básicas: la tristeza y la alegría, la rabia y el poder, el miedo lógico y el amor horizontal.
Cada emoción trae consigo una información y por ello es importante aprender a escucharlas, desde la curiosidad y la inocencia. Hacer una revisión de nuestras creencias y nuestra historia también nos puede aportar información útil sobre cómo vivimos unas emociones u otras. Por ejemplo, ¿cómo vivimos la tristeza? ¿Nos permitimos sentirla y expresarla? Incluso, ¿qué hacemos cuándo vemos que alguien cercano se siente triste? ¿Hacemos lo posible por que deje de sentirse así, relativizando o restándole importancia?, o ¿le damos un espacio para que pueda expresarla, aceptando y acogiendo lo que nos muestra?
Cuando te permites sentir una emoción, te flexibilizas ante ella, dando lugar a la escucha y el entendimiento. Así puedes reapropiarte de lo tuyo, adquiriendo más control sobre ello, e integrándolo y metabolizándolo en tu ser. Cuando no somos capaces de reconocer lo que estamos sintiendo podemos sentirnos invadidos por nuestras propias emociones y sensaciones. Y acabar desconectándonos emocionalmente para poder protegernos y dejar de sentir. Sustituimos entonces el sentir por el pensar. Pudiendo desarrollarse un pensamiento autoexigencia.
Por lo tanto, ¿qué podemos hacer para aprender a gestionar las emociones de manera adecuada?
1. Identificar la emoción, es decir, poner palabras a lo que estamos sintiendo.
2. Validarla, es decir, abrir un espacio seguro, de escucha y no juicio, dónde poder expresar lo que estamos sintiendo desde la aceptación y la comprensión.
3. Normalizarla, es decir, darnos cuenta de la función que está cumpliendo y poniendo en marcha los recursos internos y/o externos que necesitemos para llevar a cabo la acción más oportuna.
De esta forma, podremos relacionarnos más plena y conscientemente con nuestro mundo emocional, relacionándonos con nuestra realidad de la manera más adaptativa posible.
El psicólogo Rafael Guerrero habla de 7 pasos para enseñar a nuestros hijos a gestionar sus emociones. Para lograrlo es necesario que nosotros/as mismos/as lo aprendamos.
Si te interesa profundizar más detalladamente sobre este tema y/o adquirir nuevos recursos para mejorar la calidad de tu salud emocional ponte en contacto con nosotras. Estaremos felices de poderte acompañar en este nuevo camino.
Artículo escrito por el equipo GPO
Ante cualquier pregunta no dudes en consultar. Encantadas estaremos de poderte ayudar.
Laura Raijenstein
Psicóloga Sanitaria- Directora GPO
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