Muchas veces pensamos influidos por «las películas Disney» que una pareja va bien si no discute nunca, esta es una creencia errónea ya que es normal y necesario pasar por crisis, que una vez superadas adecuadamente, ayudan a la pareja a evolucionar y consolidarse. Existen diferentes etapas en las relaciones de pareja. Y para superarlas es importante que en las discusiones se conserve el amor y respeto, elementos necesarios pero no siempre suficientes para que la relación funcione.
Las parejas suele pasar por 4 etapas hasta llegar al amor maduro. Cualquiera de estas fases si no es resuelta adecuadamente puede producir un estancamiento, una relación “tóxica” o la ruptura de la pareja. Las etapas por las que evoluciona la pareja son:
1. Amor Romántico. La etapa donde la pareja siente la pasión, el enamoramiento. En un primer momento se suele producir una idealización de la persona amada, donde sólo se ven los rasgos positivos. Sientes que es la persona y la relación perfecta. Tenemos la expresión popular “el amor es ciego”. También existen otras creencias sociales de: “el príncipe azul”, “la media naranja”, “el alma gemela” que influyen negativamente en nuestra concepción del amor.
En esta etapa de pasión hay un deseo intenso de fusionarse con el otro. La persona se siente inmersa en sensaciones placenteras debido al cóctel hormonal y a los neurotransmisores que se estimulan (sube la hormona del amor, la oxitocina: que crea un vínculo a medio y largo plazo; sube la dopamina: se fomenta el deseo, teniendo la sensación de que no puedes esperar para estar con el ser amado; sube la serotonina: cuesta comer, dormir, concentrarse…) Por sus características se suele equiparar a una droga (tenemos “mono” del ser amado) y a un desorden obsesivo- compulsivo (no paramos de pensar y actuar en función del otro). También nos sentimos más seguros de nosotros mismos (somos amados, valorados, reconocidos).
2. Compromiso inicial. La etapa anterior debido a su intensidad tiene un tiempo limitado. Y esto es positivo ya que no es posible vivir de forma equilibrada inmerso en tal estado de excitación. Se pasa por tanto a una etapa de mayor lucidez donde hay menos pasión, pero más intimidad y compromiso (elementos que irán en aumento con el paso del tiempo). Se suelen hacer planes de futuro: la posibilidad de vivir juntos, formar una familia… Existe un deseo de compartir los mismo sueños. A su vez cada uno descubre algo más de sí mismo y de su historia personal (esperanzas, miedos, puntos débiles). Stendhal decía que “los placeres del amor están en proporción al miedo que provoca”. La libertad personal se ve afectada por la seguridad de la relación. Introducimos a la persona en nuestro círculo de amigos y familia.
3. Conflictos y lucha de poder. La idealización quedó atrás y sale a la luz la realidad de la persona amada, con sus virtudes y sus defectos. En esta etapa de la relación “Cayó la venda de los ojos” y la persona ve que el otro no es exactamente como se imaginaba. Incluso cosas que en otro momento se valoraban ya no gustan tanto. Surgen los conflictos y las negociaciones. También pueden aparecer intervalos de momentos románticos.
Esta etapa es fundamental para la construcción de una relación sólida, ya que el amor y la intimidad a largo plazo se construye sobre estos cimientos. Es importante por tanto que se resuelvan bien los conflictos y las luchas de poder. Esto se logra a través del respeto propio y mutuo, de la negociación y de la aceptación.
En esta etapa pueden ocurrir tres cosas:
– Un estancamiento en los conflictos y la lucha de poder. La pareja no consigue solucionar los problemas que van surgiendo. Cada uno se encuentra posicionado de forma inflexible en un extremo, creyéndose el poseedor de “la verdad” y dificultando esto el acercamiento. Si esto perdura se puede transformar en una Relación Tóxica.
– La Resignación. Cuando no se resuelven los conflictos y las luchas de poder sosteniéndose la relación a través de una tregua silenciosa. Se vive con resignación y se mantienen las apariencias. Suele ser necesaria una crisis mayor para salir de esta situación.
* En los casos anteriores a veces es necesaria la Terapia de pareja.
– La Aceptación de la Realidad. Se afrontan los conflictos tratándolos de forma realista. Hay cosas que se pueden negociar siendo flexibles y otras hay que aceptarlas ya que todos tenemos nuestros puntos débiles y fuertes. Hay una visión más real de la persona. Es fundamental dejar claro lo que se espera de la relación de pareja, para ello es necesario una comunicación sincera donde se pide lo que uno desea y se muestra tal cual uno es.
4. Compromiso pleno. El Amor Maduro. Todas las relaciones atraviesan periodos difíciles: crisis psicológicas, financieras… Es necesario por tanto un deseo de compromiso y una decisión de seguir juntos y amarse para lograr mantener una relación duradera. En esta etapa a diferencia de la primera donde no hay que hacer nada, sólo dejarse llevar, es necesario un cuidado y un esfuerzo continuo. Hay que estar atentos para que el vínculo amoroso no se transforme en simple afecto, ya que esto es perfecto para los hijos y los amigos pero no es suficiente para la pareja. Es fundamental por tanto mantenerlo vivo a través del contacto físico (el sexo es una faceta pero no es la única) y la conexión emocional (conectando con el otro, comprendiéndolo, sintiéndolo, divirtiéndose juntos, comunicándose positivamente).
Algunos trucos que da Elsa Punset:
– Volver a escuchar a la pareja de forma que se sienta escuchada y no solo oída. Es necesario por tanto dedicarse un tiempo y un interés de corazón.
– Ser generoso compartiendo y haciendo cosas por el otro. Apoyándole.
– Reavivar el placer sencillo del contacto físico: caricias, miradas, abrazos. (Andrew Marshall propone dedicar unos minutos todos los días a mirar al otro a los ojos sin decir nada).
– El sentido del humor es una fuente de alegría cómplice, fantástica y gratuita.
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Laura Raijenstein. Psicóloga- psicoterapeuta.
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