Se dice que la Felicidad es la ausencia de Miedo. Y si lo pensamos cuántas veces no disfrutamos, no amamos, no nos arriesgamos, no vivimos por temor.
*Veamos un poco más sobre los diferentes Tipos:
-El miedo al miedo. A veces evitamos situaciones nuevas por miedo a pasarlo mal. Nos imaginamos que nuestros temores se hacen realidad. Incluso pensamos en sus posibles consecuencias. Esa fantasía genera en nosotros un estado de ansiedad muy similar al que sentiríamos si lo estuviéramos viviendo realmente. Pero en realidad no está pasando.
-El miedo a perder lo que tenemos. Se genera un estrés que dificulta el disfrute y hasta puede llegar a sabotear lo que Ahora sí está presente en nuestras vidas. Qué paradoja que por miedo a perder lo que tenemos, lo perdamos teniéndolo. Algunos de estos miedos más comunes son: el temor a perder el trabajo, arruinarnos, enfermarnos, perder a un ser querido…
–El miedo a las críticas. A veces tenemos miedo a mostrarnos como somos realmente por temor a ser juzgadas, criticadas, no ser aceptadas, no gustar….Este miedo puede producirse por un estímulo externo, el temor a que otras personas no nos aprueben, nos rechacen. O por un estímulo interno, esa voz crítica y exigente que podemos tener dentro de nosotras que nos dice que “no hacemos las cosas lo suficientemente bien”, “que somos unas impostoras. Esto hace que muchas veces hagamos las cosas para complacer, en lugar de mostrar y amar nuestro auténtico Ser.
*Cuando somos conscientes de esto ¿qué podemos hacer?
Lo primero que es importante entender es que es una emoción necesaria que nos ayuda a protegernos de los peligros. Nos ayuda a no ponernos en situaciones de riesgo. Así que aceptemos y escuchemos nuestros miedos ya que tienen un mensaje que darnos.
Ahora ¿qué pasa si estos miedos son irracionales? Cuando esta emoción surge a raíz de pensamientos pesimistas y fantasías catastróficas que nos asustan y no son adaptativos. En ese caso lo mejor es no alimentar esas creencias negativas. Cuando somos conscientes que están apareciendo, las paramos (sin juzgar) y pensamos en otra cosa. También podemos desarrollar pensamientos positivos que nos ayuden a sentirnos más seguras y confiadas.
Y qué mejor remedio ante esta emoción que la comprensión, la aceptación y el amor propio y ajeno.
Así que vemos que no es tanto el miedo lo que nos impide ser felices, sino lo que hacemos o dejamos de hacer cuando lo sentimos. La actitud optimista siempre ayuda.
Si deseas la ayuda de un profesional, cuenta con nosotras.
Laura Raijenstein
Psicóloga Sanitaria-Psicoterapeuta Online y Presencial
Contacto: laurapsyonline@gmail.com
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