Mi familia vino a verme ¿Corresponden las expectativas con la realidad? Los que vivimos o hemos vivido lejos de casa, de nuestro país natal, sabemos que no hay alegría más grande que recibir la noticia de que nuestra familia viene a vernos.
Desde el momento de la noticia, hasta que llegan nuestros familiares, nos la pasamos imaginando, planificando cómo serán los días que compartiremos con nuestra gente querida. Los lugares que visitaremos, a dónde iremos a pasear, cómo haremos para pedir días en el trabajo y estar más disponibles, cómo estará el clima. Comienza todo un sin fin de situaciones imaginarias, acerca de cómo serán esos días tan esperados.
Es que la familia es la familia, y aunque pueda tener cosas buenas y cosas malas siempre se extraña y se necesita cerca. Los puntos de anclaje, el apoyo, soporte y la contención que nos brindan nuestros seres queridos son de las cosas más difíciles de encontrar cuando somos expatriados y vivimos lejos del hogar.
Por otro lado, con la visita familiar, se juegan otros factores que tienen que ver con la aprobación. Hacemos todo lo posible para que se sientan cómodos, para que nos vean bien, para que se lleven una buena impresión. El mandato familiar, siempre pesa, sea cual fuere, y la opinión de nuestros seres queridos nos importa, más allá de que estemos seguros de la vida que elegimos.
Lo compartido se va sucediendo entre momentos inolvidables y felices, angustia porque los días van pasando muy rápido, y la sensación de no estar disfrutando al cien por ciento. En gran medida debido al sin fin de expectativas que nos generamos previamente.
Seguramente, con la visita de la familia, se reavivan cuestiones de nuestra infancia, y nuestro rol como hijos. En algunos casos, hasta provocamos conflictos con ellos, cuál niños que quieren llamar la atención. Es probable que se reproduzcan algunas cuestiones familiares que teníamos adormecidas por la distancia.
Por eso nunca pasan desapercibidas las visitas y, siempre la llegada de nuestros seres queridos es movilizante y conmovedora. Sin dudas, después de esa experiencia todo empieza de nuevo o empieza desde otro lugar, porque nunca somos los mismos cuando ellos se van.
Los primeros días después de la despedida suelen ser de silencio y vacío. De un cierto estado de shock. A veces podemos sentir una cierta liberación al poder volver a la rutina. Después vamos cayendo en la realidad, contactamos con la soledad y se asoma la tristeza. Por suerte, con el tiempo, se va pasando el vacío, para dejar entrar los buenos momentos y los recuerdos. Y la certeza de que la estadía de la familia fue perfecta como fue, y el alivio de pensar que queda lo importante, lo compartido.
Son comunes las frases: «Mi familia vino a verme y ahora me siento triste porque se fueron»; «Mi familia vino a verme y sentí mucho estrés»…
Ahora bien, a pesar de que cada experiencia es única , podemos tener en cuenta algunos factores para reducir la ansiedad a la hora de recibir a nuestros seres queridos.
Lo primero es tener en claro que nuestra familia nos visita para compartir tiempo con nosotros. Que si bien para muchos familiares corresponde con el tiempo de vacaciones, el objetivo principal no es conocer la ciudad de punta a punta, ni hacer todos los paseos, sino estar cerca nuestro. Liberémonos de hacer tanto plan y tanto programa y dejemos que todo vaya fluyendo más naturalmente. Relajémonos.
Bajemos la exigencia y las expectativas, no nos pongamos la carga de crear días felices e inolvidables. La felicidad surge sin buscarla, por el simple hecho de estar juntos.
Agradezcamos, aceptemos y disfrutemos.
Por ultimo, tratemos de seguir manteniendo vínculos fuertes con nuestros familiares y amigos a pesar de la distancia. Busquemos la manera de hablar seguido, de conversar, de tener relaciones fluidas. Hoy por hoy, la tecnología lo permite. No perdamos contacto con las personas que necesitamos, que queremos, que extrañamos.
Bien sabemos que la distancia real nunca es la física, sino la afectiva.
Si en algún momento necesitas la ayuda de un profesional puedes contar con nosotras.
Laura Raijenstein.
Psicóloga Sanitaria-Psicoterapeuta Online y presencial en Madrid.
Mail: laurapsyonline@gmail.com
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