Cuando llegué a París tuve una conversación con una compatriota que llevaba tiempo viviendo ahí. Me preguntó cómo me sentía y le dije que estaba encantada, había tantas cosas que hacer, tantas posibilidades… Ella me dijo: estás en la fase “Luna de Miel” ya verás que con el tiempo ves las cosas diferentes… Y es que existen etapas de adaptación al emigrar.
Yo en ese momento no lo entendí, pero más tarde lo experimentaría y descubriría que había etapas comunes en todas las personas que emigramos a otro país. Estas fases de adaptación dependen de varias circunstancias: los motivos por los que emigramos (económicos, políticos, experiencia personal, estar cerca de la pareja…); la personalidad de la persona que emigra; las diferencias culturales y de idioma entre el país de origen y el de acogida; la red social que tenemos… Aunque no todos lo vivimos de la misma forma, existen características generales.
Podemos distinguir 5 etapas de adaptación al emigrar:
1- “Luna de miel”: en un primer momento cuando vives fuera de tu país las cosas pueden resultar emocionantes, todo es nuevo y se puede vivir como una aventura. Al igual que en la luna de miel, se puede sentir una gran felicidad, se suele idealizar el nuevo país habiendo muchas expectativas y esperanzas. Pero la realidad muchas veces no corresponde con lo esperado y las cosas a veces no resultan tan fáciles como en un primer momento puede parecer. Si hablas con gente que ha vivido la experiencia, puedes recibir consejos de expatriados que te pueden ayudar.
2-El choque cultural: con el tiempo empezamos a vivir las diferencias culturales, esa novedad que al principio puede vivirse como excitante, con el tiempo puede empezar a pesar. A veces nos podemos sentir como niños, estamos fuera de nuestra “zona de confort” por lo que necesitamos ayuda para adaptarnos. Debemos hacer y conocer muchas cosas que pueden resultar “todo un mundo”(como son los trámites burocráticos y médicos). Esa gran energía del principio va desapareciendo y nos podemos sentir más vulnerables, débiles física, psicológica y emocionalmente, hay personas que hablan de una fase depresiva.
Podemos sentir cierta ansiedad o depresión (algunos síntomas: insomnio, falta de apetito, nostalgia, miedo más intensos de lo habitual, tristeza que hace que uno llore más fácilmente, nos puede incluso costar respirar, tener taquicardia…) Para superar esta etapa es importante el apoyo social, tener una red de amigos a los que acudir nos ayuda a sentirnos mejor. Si eres madre o padre en el extranjero puedes crear red con otras familias en tu situación.
Si aún no hemos creado esa intimidad con nadie, y los síntomas que tenemos son fuertes o duran en el tiempo, es recomendable acudir a un profesional. Que nos ayude a asimilar esta nueva situación trabajando los duelos por la pérdida de lo anterior, para que no se intensifique o se cronifique el malestar. Hay personas que no logran pasar esta etapa y vuelven a su país.
3-Adaptación inicial: pasado ese periodo de choque cultural, se produce un reajuste. Nos hemos ido adaptando a la cultura del nuevo país, vamos conociendo los códigos y podemos ver de nuevo las partes positivas. Nos sentimos más seguros y confiados. Hay una mayor sensación de autosuficiencia. Nos sentimos más cómodos e integrados.
4-Altibajos en la Integración: tras esta etapa de adaptación inicial donde pensábamos que ya todo estaba superado, empezamos a vivir altibajos. A veces podemos sentirnos rechazados por las personas del nuevo país y rechazar costumbres de la nueva cultura. Llevamos un tiempo viviendo ahí y se intensifica el echar de menos a la familia y amigos. Vemos que sus vidas siguen sin nosotros, nos perdemos momentos importantes y eso genera dolor. Surgen dudas de si vale la pena vivir en ese nuevo país. Podemos reflexionar los pros y contras de cada sitio.
A veces se puede idealizar el país de origen, recordando sólo lo bueno, pero al ir de visita se ven también los aspectos negativos del país y se valoran algunos aspectos del actual. Solemos sentirnos que formamos parte de ambos sitios y de ninguno, nos podemos ver diferentes, poco enraizados en algún sitio y sentirnos solos. Es importante en esos momentos relacionarnos con personas con momentos vitales parecidos. Así podemos darnos cuenta que hay muchas personas que pasan por lo mismo, es normal y forma parte de la adaptación. En esta fase hay personas que deciden volverse.
5-Aceptación e Integración definitiva: finalmente se genera una adaptación a la nueva cultura. Se dejan de hacer comparaciones entre ambos países aceptando y valorando lo bueno de cada uno. Nos sentimos integrados y valoramos el nuevo país, tenemos nuestra red de amigos y hacemos cosas que generan bienestar en la vida cotidiana. Ya podemos decir que sentimos que el nuevo país es nuestro nuevo hogar, nos sentimos “como en casa”.
¿En cuál de estas etapas de adaptación al emigrar te encuentras? ¿Tienes problemas para adaptarte al nuevo país? Contáctanos.
Laura Raijenstein
Psicóloga Sanitaria-Psicoterapeuta Online
Contacto: laurapsyonline@gmail.com
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