El duelo es el proceso de adaptación psicológica y emocional que sigue a cualquier pérdida. Puede ser la pérdida de un trabajo, de un estilo de vida (debido entre otras cosas al cambio de país ). La pérdida de una relación por separación o muerte de un ser querido. Los duelos duelen y necesitamos un tiempo para elaborarlos. Las personas reaccionamos de diferentes maneras frente al dolor y es importante respetarlo.
Según las investigaciones la mayor parte de las personas superamos el duelo con el paso del tiempo, aunque en algunos casos se puede alargar o cronificar. El apoyo social juega un papel fundamental en el proceso.
Las personas solemos pasar por un proceso de duelo que consta de 5 fases:
1- Negación: la primera reacción que suele haber es negar la realidad, esta resulta tan dolorosa que se suele pensar “no es posible», «esto no puede estar pasando…” Es una reacción normal y temporal, un mecanismo de defensa que ayuda a posponer el dolor y sobrellevar el impacto inmediato de la pérdida. En otros momentos del proceso puede volver a surgir la negación, esto puede ocurrir cuando contactamos con mucho dolor y no logramos afrontarlo, es una forma de protegerse.
2- Enfado: cuando la realidad dolorosa empieza a surgir, la expresión de protesta y enojo suele aparecer. ¡Por qué..! Esa rabia puede ir dirigida hacia la vida, amigos, familiares, uno mismo, el fallecido… aunque racionalmente se sabe que no tienen la culpa, emocionalmente es la forma que tenemos para afrontarlo.
3- Negociación: se busca una tregua temporal con la fantasía y esperanza de poder posponer o negociar el regreso de nuestro ser querido a cambio de diversas promesas. A veces incluso con Dios: ‘cambiar su vida por la de la persona’, ‘hacer algún ritual para que se salve o vuelva’… Es un mecanismo de defensa para protegerse del dolor. Hay un deseo de volver a la vida que se tenía antes y surge la pregunta ¿qué hubiera sucedido si…? La persona se concentra en lo que podría haber hecho diferente para evitar esta pérdida. Esta etapa no suele durar mucho tiempo, es el último intento de evitar el dolor de la realidad.
4- Tristeza: cuando contactamos con la realidad de la pérdida de la persona querida y sentimos el vacío que deja su ausencia, solemos deprimirnos, es una reacción normal y temporal. En esos momentos el acompañamiento emocional de los demás es fundamental para ayudarnos a superar un momento tan difícil. No es necesario decir nada, simplemente estar y dar amor.
5- Aceptación: una vez asimilada la realidad a un nivel cognitivo y emocional, terminamos aceptando la situación. El dolor ha desaparecido y queda la tranquilidad, eso no quita que en determinados momentos nos acordemos de la persona y sintamos tristeza, sobre todo en fechas señaladas, pero es algo puntual y menos intenso. Esto ocurre al final del proceso de duelo, donde volvemos a vivir y a sentirnos bien a pesar de la ausencia.
El afrontar el dolor de la pérdida es algo muy personal, no hay una única forma de superarlo, pero es sabido que es necesario sentirlo porque el resistirse sólo alargará el proceso natural. El mayor dolor del duelo se suele decir que dura 1 año ( aunque dependerá de la persona y las circunstancias de la pérdida).
¿Qué elementos ayudan a superarlo?
–El apoyo emocional de familiares y amigos es fundamental en el proceso. Aunque podamos necesitar tener momentos de soledad que es importante respetar, sentirnos acompañados y sostenidos por el amor nos ayuda a afrontar el dolor de la pérdida. Es importante que las personas cercanas respeten el proceso de duelo sin juicios, simplemente estando amorosamente.
– Aceptar las emociones que van surgiendo. Como hemos comentado antes las personas pasamos por diferentes momentos emocionales y es importante que los aceptemos y que no los juzguemos.
–Cuidarse teniendo una buena alimentación, descansando bien y haciendo ejercicio.
–El poder expresar el dolor de la pérdida. Compartir lo que uno está sintiendo y viviendo ayuda a elaborar el duelo. No todas las personas tiene las mismas facilidades para comunicarlo, pero en general el no dejarlo dentro ayuda a superarlo.
– Acompañar a otras personas que también estén padeciendo la pérdida. El apoyo mutuo, el poder compartir recuerdos y anécdotas de la persona querida que ya no está, nos ayuda a no sentirnos solos, esto hace que el dolor se atenúe.
– Honorar a nuestros difuntos permitiéndonos volver a disfrutar de la vida. Es importante tomar consciencia que podemos volver a ser felices aunque ya no esté la persona. Podemos disfrutar de la vida ya que dentro de nosotras siempre estará el ser querido que aunque ya no esté presente físicamente, siempre estará presente en nuestros corazones.
Si estás pasando por una situación de duelo y deseas el acompañamiento de un profesional que te ayude en el proceso, puedes contactar con nosotras. Estaremos encantadas de acompañarte.
Laura Raijenstein
Psicóloga Sanitaria- Directora GPO
Contacto: laurapsyonline@gmail.com
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