Voy a compartir mi experiencia personal como Psicóloga Española en París. Cuando terminé la carrera de psicología en Madrid (2004). Estaba colaborando con mis profesores en terapia de pareja y familia. Había una parte de mí que me decía que sólo quedaba seguir creciendo en el “camino marcado”. Terminas la carrera, trabajas, te casas, tienes hijos… Pero había otra parte de mi que me decía que yo no quería eso. Pensaba que si deseaba ser una “buena psicóloga” no bastaría con los libros, también necesitaría experiencias de vida.
Así que decidí irme a París, para trabajar como Psicóloga Española en París. Era una ciudad que conocía un poco pero que me atraía mucho. Tenía 24 años y a pesar del miedo pensaba que era un buen momento para probar la experiencia de vivir en otro país, aprender otra lengua y conocer otra cultura.
Varias personas que habían vivido ahí me habían dicho que era una ciudad difícil para vivir. No era fácil hacerse amigos porque era una sociedad bastante individualista y había mucha gente que estaba de paso. Yo pensé que a mi no me costaría, ya que era sociable y me gustaba relacionarme con la gente.
Decidí compartir piso con una persona francesa. Fue una experiencia muy bonita gracias a la cual pude mejorar el idioma y conocer un poco más la cultura. Al principio al no conocer a nadie, salía con sus amigos, todos franceses. Sentía las diferencias culturales y ese enriquecimiento me gustaba. Me apunté al curso intensivo de verano del Ayuntamiento de París para poder aprender el idioma. Allí conocí a muchos expatriados que estaban en situaciones parecidas a la mía. Compartíamos momentos de diversión y a veces comentábamos las dificultades que teníamos. Fui poco a poco conociendo a gente, amistades que aún hoy conservo.
Como Psicóloga Española en París pasé por momentos frustrantes debido a la diferencia de idioma y cultura. Entendí que existían etapas en la adaptación. Y que no es fácil ser inmigrante. Se pasan momentos difíciles de estrés y ansiedad .Confirmé que era una sociedad donde se vivía mucho con la agenda. Hacer planes improvisados no era tan fácil, ya que cada uno tenía su vida que estaba muy cargada de actividades. Era triste ver como algunos amigos se iban y una se seguía quedando ahí.
El clima no ayudaba mucho, echaba de menos la luz, el sol… Entendí que esto podía afectar al estado de ánimo (influyendo en la depresión). Así que intentaba hacer viajes a España para cargarme de energía y de amor de mi gente.
Cuando iba de visita a España, la agenda estaba cargada de reencuentros con familiares y amigos. Tenía la sensación de encontrarme “entre dos mundos”. Era curiosa la sensación de formar parte de ambos y de ninguno. La vida en España cambiaba y yo no estaba presente en ese cambio. En momentos de nostalgia era difícil saber si quería seguir en el nuevo país o volverme.
Como expatriado los problemas que podían surgir se vivían más intensamente debido al sentimiento de soledad, la falta de estructura conocida y apoyo social. Me dí cuenta que era importante estar abierta a la diferencia y gracias a eso conocí a gente muy variada, personas que no habría conocido si me hubiera quedado en mi zona de confort. Gracias a esos intercambios tengo una visión más amplia y diferente del mundo.
En París me casé. Tuve la experiencia de ser madre lejos de casa. Emprendí teniendo un restaurante. Y me desarrollé como Psicóloga Española en París trabajando en el Ayuntamiento y en mi propio gabinete. En este último atendía sobre todo a personas expatriadas hispanohablantes. Entendí que cuando uno no tiene “contactos”, puede crearlos. Y que el ser emigrante hace que uno aprenda a buscarse la vida. Doy gracias a mis ancestros porque vengo de una familia donde ha sido muy común el migrar. Gracias a todas estas experiencias que me han marcado la Vida puedo decir que he Vivido y aún me queda mucho por Vivir.
Debido a circunstancias personales decidí hacer terapia. Probé con psicólogos franceses pero debido a la diferencia de idioma y cultural no me sentía del todo entendida. También probé con psicólogos hispanohablantes que estaban ahí. Me sentía más entendida, el hecho de haber pasado por experiencias parecidas nos unía. Pero seguía sintiendo que en momentos sensibles, donde una contacta con la vulnerabilidad, la calidez y profesionalidad son muy importantes.
En esa época (2010) la Terapia Online no se utilizaba prácticamente. Pero yo utilizaba mucho este medio para hablar con familiares y amigos, eso me ayudaba a sentirme acompañada y seguir en contacto con la gente de mi país. Encontrar un Psicólogo Español en París no es fácil, así que le pedí a una psicóloga española que conocía la opción de hacer Terapia por Skype. Tuve la suerte que aceptó y viví la experiencia y el aprendizaje de hacer terapia el línea. Descubrí que la clave es el vínculo. Y que la cercanía emocional va más allá de la distancia física y del medio que se utilice (Terapia Online o presencial).
Cuando volví a Madrid en 2011, continué trabajando con mis pacientes haciendo Terapia Online y Presencial. Debido a que en París me había dado a conocer como Psicóloga Española, me contactaba mucha gente y les proponía hacer terapia por skype. Había gente que tenía sus reticencias, pero las personas que lo probaban quedaban encantadas y veían sus ventajas: podían hacerlo en su propia lengua y con alguien de su cultura; Se ahorraban el tiempo de desplazamiento. Pudiéndolo hacer cómodamente desde casa; Si cambiaban de país, yo seguía estando presente en sus vidas…
Decidí por tanto ser una Psicóloga Española Especializada en Terapia para expatriados de forma Presencial y en línea. Gracias a mi experiencia personal y profesional sé lo útil y necesario que puede resultar este asesoramiento y acompañamiento. En un primer momento trabajé sólo con personas que vivían en París. Pero con el tiempo me fue contactando gente hispanohablante y francófonos que vivía en diferentes países. También ayudó mucho y agradezco a todas las personas que me recomendaron. En esa época había muy poca gente que hacía Terapia por Videoconferencia. Gracias a ser pionera en este medio he aprendido mucho. Y en la actualidad comparto mi experiencia y herramientas que he ido adquiriendo formando a otros profesionales.
A día de hoy trabajo con gente que vive en diferentes continentes (Europa, América, Asia, África). Es muy enriquecedor seguir conociendo otras culturas y formas de vida. Me siento afortunada y Feliz de poder acompañar y ayudar a personas que viven situaciones parecidas a las que yo viví.
También Gracias al aumento de la demanda ha crecido el equipo del gabinete. Ahora colaboran otras psicólogas de diferentes países y nacionalidades (españolas como Gema Castaño y Barbara Gispert: expatriada en Guatemala. Argentinas como Lucila Sobrero. Mexicanas como Daniela Mahuad). Todas tenemos la experiencia de haber sido expatriadas. Y sabemos lo importante y enriquecedor que es el trabajo en equipo.
”Viajar es como amar, es un intento de transformar un sueño en realidad”. Alain de Botton.
Laura Raijenstein.
Psicóloga Sanitaria-Psicoterapeuta
Psychologue Clinicienne, Psychothérapeute
Mail: laurapsyonline@gmail.com
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